jueves, 28 de junio de 2007

La muerte no es el final

Esa es parte de la letra del himno de los paracaidistas. Un himno de sentido católico, poco idóneo para un ejército multicultural, pero apropiado para resumir la que debería ser la misión de nuestro país en los próximos meses.
Llevamos muchos muertos ya en los últimos años, para limitarnos a hablar de accidentes en misiones de paz. Una primera medida que se me ocurre es la de aplicar un curso intensivo de educación para la ciudadanía a todos los políticos, sin excepción, a fin de que tomen conciencia de que no hay nada mas ruin y malicioso que emplear la pena y el dolor de los demás en beneficio propio. Unos escondiendo sus intereses y faltas de competencia. Otros buscando en el estercolero del gobierno cualquier cosa que arrojarle a la cara. Todos esperando al acecho cualquier chispa en la vida nacional para sacar la navaja, sin percatarse del dolor que rodea, de la prudencia que demanda y del rigor que exige un país como este, que no se merece tener los políticos que, mas que el sufragio, una maldición bíblica nos ha enviado.
Pero dicho eso, y antes el respeto y solidaridad con sus familias y amigos, no podemos dejar correr el asunto en aras de una mal entendida necesidad de mantenernos unidos y demás zarandajas. Una primera cuestión inevitable es el análisis de nuestro modelo de ejército. Un cuerpo militar que viaja en aviones ucranianos alquilados de tercera calidad, que tiene una gran parte de su material obsoleto o en mal estado de conservación, que esta dirigido por una junta de estado mayo del pleistoceno y despoblado , mas que poblado, por un numero de militares escasos y bisoños. Hace casi dos años leí en las páginas de eolapaz.com la entrevista a un soldado destinado en Irak, que charlaba con los chicos de la Paz, a su vuelta de aquella guerra. Posiblemente le faltase atrevimiento para decirlo mas claramente, pero de sus palabras se extraían conclusiones contundentes. Parte de los contingentes aportados a las misiones de paz de la ONU, por ejemplo países de segunda división, apenas llevan de casa los calzoncillos. Los soldados españoles en misiones en el extranjero van vendidos, con materiales e instrucciones poco claros, además de con graves insuficiencias de dotación humana. A vueltas con el modelo de ejército, deberemos plantearnos, si con el que tenemos somos capaces de satisfacer los aires de grandeza de nuestros políticos, los de ahora y los de hace unos años.
Es cierto que somos una potencia económica, y un miembro relevante de la UE, lo que nos otorga una responsabilidad de lo que ocurre en el mundo. Pero debemos ser realistas. En la vieja Europa, nadie quiere ser soldado y jugarse el pellejo en tierra extraña, por poco más que un ideal. Nadie salvo los inmigrantes, los románticos o los más desfavorecidos. Porque la mayoría de ellos van a obtener un sueldo, una titulación, si hay suerte, y los papeles para ser español y traerte a tu familia. Que el que la mitad de los fallecidos en Líbano no hubieran nacido en España no es casual. Y así y todo, y prometiendo incluso cotizar para la jubilación, la mitad de las unidades de combate o auxiliares, no tienen cubiertas sus plazas. Y esta muy bien que queramos dar una imagen de potencia, que nos de un peso en los foros internacionales, y esta muy bien que la alianza de civilizaciones nos lleve a ser muy queridos por algunos gobiernos que hacen cola para ver a nuestros soldados. Pero la realidad es que la media de edad de las tropas españolas es de 7 años menos que las italianas en Líbano y 8 que las francesas. Que las unidades paracaidistas españolas en Líbano tiene menos experiencia que las de otros contingentes de la FINUL, que frente a los acorazados italianos (los centauro y los Pizarro españoles, que ya es) o los Lecrecq franceses, los españoles usan vehículos blindaos ligeros, los BMR, mientras el mejor material sigue en España de exposición. Y luego viene lo de la munición, la falta de equipos para lucha química, lo de una mascara de gas para cada 6 soldados, los inhibidores…Y si tomamos una perspectiva más global. ¿Qué hacemos allí?. Porque el mandato de la ONU es claro, desarmar a las milicias de Hezbollah. ¿Y?. Y nada, que muy desarmadas no están. Lo demás, el color de la medalla o la hora de llegada, por la noche y en silencio, son anécdotas ante lo esencial. Anécdotas hirientes para las familias, pero actores secundarios al fin, propios de la gente que nos gobierna y que hace cuatro años nos gobernaba.En cualquier caso, teniendo en cuenta que aun no tenemos claro que modelo de estado queremos, raro seria que hubiéramos definido adecuadamente a nuestras fuerzas armadas.
Podemos enzarzarnos a la luz de toda la sociedad, en una lucha estéril sobre como fue el tramite para solicitar los inhibidores. Porque Félix Sanz (jefe del estado mayor de la defensa) solicito los PAGM2, propios de una compañía lenta en el servicio, porque Carlos Villar (jefe del Estado Mayor del Ejército), fue poco diligente y no empleo el procedimiento de urgencia…..Podemos discutir muchas cosas, menos el dolor de seis familias, y la incertidumbre de un país, para los que la muerte, no debe ser el final.



Cuando la pena nos alcanza
del compañero perdido.
Cuando el adiós dolorido,
busca en la fe su esperanza.
En tu palabra confiamos con la certeza
que Tú ya le has devuelto a la vida,
que ya le has llevado a la luz.

1 comentario:

Marty dijo...

Se que es una entrada antigua, y sinceramente, no creo que ni leas el comentario, pero necesitaba hacerlo. Y es que es tremendo como se utilizan momentos tan conmovedores como los funerales de los caidos por la patria, para hacer campaña.
Despreciable.

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