sábado, 12 de abril de 2008

Papa quiere ser mama



Como diría mi abuelo, Tracey Lagondino nació moza, y parece que guapa, o eso les debió parecer a sus vecinos de Hawai que la nombraron miss hace 15 años, cuando aun era chica y camino de ser modelo. Pero no la gustaban los hombres (como a Noemí Hungria vamos). Y como ahora la biología es a la carta, pues Tracey se convirtió en Thomas. Una operación de eliminación de pecho, unos litros de testosterona, y el clítoris se le puso como una banana, a la par que entonaba la canción de miliki (mi barba tiene tres pelos…). El caso es que el bueno/a de tracey/thomas encontró el amor en los brazos de la dulce Nancy (que digo yo que para ser lesbiana no hace falta tanto rollo). Y vivieron felices en un bucólico pueblo de Oregon.
Hasta que Nancy enfermo, y una dolorosa operación la dejó fuera del cheque bebe. Y entonces a Thomas, que no quería ser mujer sino hombre, le despierta el instinto maternal, que había sofocado con hormonas a chorro, y decide ser la madre que no puede ser su esposa, que esa si que es mujer (joder que lío), y buscan a un donante de semen, por que eso él no lo tiene, porque aun es ella, para con un ovulo de su señora hacer un feto que le implantan en sus ovarios, que aun tiene, porque las hormonas le han quitado pecho, le han puesto barba, le han proyectado un pene, pero no le han atrofiado los ovarios. Claro, ese primer feto no anido, y el primer embarazo fracasó. Lógico, el niño tenia un follon mental, una desubicación y un despiste encima que salió por patas. Pero eso no fue obstáculo para un segundo intento. Suspende la hormonación masculina, se mete hormonas femeninas, se afeita, lo intenta de nuevo después de gastarse una pasta en endocrinos y ginecólogos, y al final esta de cinco meses, ante la mirada atónita de la comunidad médica y el regocijo de los medios que han encontrado un filón mejor que el de Pajares.
Y para ejemplo, el circo que ha montado la reina de la televisión americana, Oprah Winfrey, que ha actuado de notaria de que aquí no hay engaño.
Thomas argumenta que aunque en su adolescencia amigos y familiares llegaron a aceptar no sin reparos que fuese lesbiana, y esa podría haber sido una salida, ella se sentía hombre, y la imposibilidad legal de contraer matrimonio homosexual con su novia, le impulsaron al cambio de sexo, que a tenor de lo visto, debió ser una chapuza, por que se dejaron la mitad del DNI.
Yo comprendo que como deseo humano que es, tener hijos es algo respetable, y sobre lo que no deben hacerse burlas. Pero todo tiene unos límites. Y no me refiero a morales o religiosos. Ni siquiera a aquellos producidos por un puritanismo que a veces esta basado en el miedo a lo desconocido. No. Hay unas leyes naturales que rigen nuestras vidas. Unas normas básicas, como en el parchis, que saltadas, no solo hacen imposible el juego, sino la supervivencia misma de los jugadores. Cualquier estudiante de biología de bachiller como yo, sabe que la vida es de una complejidad extrema y los ecosistemas que la sirven de escenario frágiles hasta el extremo, con lo que su alteración es una temeridad impropia de seres racionales.
Es evidente que Thomas no esta poniendo en peligro a la raza humana. Hasta ahí llegamos todos. Pero la extensión de la idea, y la tecnología necesaria para ellos, de que podemos hacer cualquier burrada o alteración con la naturaleza, es una amenaza. Nos estamos acostumbrados a actuar sin límites, asociando lo posible a lo bueno, y no es así. Ser libres es también ser conscientes de que somos libres para renunciar, para ser tan libres que nos limitemos, en aquellas fronteras, en las que traspasar a un mundo desconocido, podemos acercarnos a la mayor aventura, o al abismo más infinito.
No es en la actualidad tan difícil que dos personas del mismo sexo puedan tener un hijo, pero sin colocar a la naturaleza en tal brete como es el de inventar un humano hermafrodita. Aunque si concluimos que ocho años sin tener la menstruación no le quitaron los deseos de tener un hijo biológico, es que mucho cambio de sexo no ha habido. ¿O es que el sexo se reduce a tener pene o tetas?. ¿Eso es todo?. Nos guste o no, cada sexo tiene unos roles que desempeñar, y eso, tomado con la debida flexibilidad, permite el funcionamiento de los grupos humanos, pues somos complementarios. No me quiero imaginar el follon mental que tendrá esa criatura el día de la madre. Y es que hoy por hoy, no sabemos si Thomas ha salido del armario, esta entrando, o se esta construyendo un armario nuevo.
En lo que si podemos estar de acuerdo es en que hay dos cosas, que están por encima del sexo. El dinero y la fama. Que eso de salir en la tele, bien vale un cambio de sexo, y hasta un recambio. Que se lo digan a Ophra.

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