La victoria de Rodrigo Paz en las elecciones de octubre de 2025 en Bolivia marca un punto de inflexión político que encierra varios factores de desencanto, socioeconómicos y culturales. A continuación, desarrollo una narrativa ampliada sobre por qué ganó, cuál es su ideología, de dónde provienen los problemas económicos y sociales de Bolivia, y qué ha cambiado sociológicamente para permitir el ascenso de la derecha.
Desde 2006 hasta 2025, Bolivia estuvo prácticamente dominada
por el partido Movimiento al Socialismo
(MAS) liderado por Evo Morales
(y luego por Luis Arce).
Durante ese largo periodo, el modelo se apoyó en la
nacionalización de los hidrocarburos, amplios
gastos públicos, fuerte protagonismo del Estado y
políticas de protección social
dirigidas a los sectores indígenas, rurales
y populares. Este modelo redujo la pobreza, dio mayor visibilidad a los pueblos
indígenas y entró en la
narrativa pública como “un
cambio” respecto al pasado. Sin embargo, a partir de finales de la década de
2010 y sobre todo en los últimos años, ese modelo comenzó a mostrar fisuras.
En el terreno económico, varias causas explican la crisis
que precipitó el cambio político. Uno de los fundamentos era la caída en la
exportación de gas, que ha sido históricamente el motor principal de ingresos
externos para Bolivia. Según reportes, los ingresos por hidrocarburos cayeron
de un pico de US $6.1 mil millones en 2013 a apenas US $1.6 mil millones en
2024. La falta de divisas externas comenzó a derivar en escasez de dólares, lo
cual dificultó las importaciones de combustibles, alimentos y otros bienes
esenciales. Otra fuente de presión fue la inflación: según datos citados por Al
Jazeera, la inflación anual rondaba los 25 % en el momento de la elección.
Además, los subsidios al combustible y otros servicios públicos costaban miles
de millones de dólares y drenaban reservas; el aparato estatal se había
expandido, la deuda pública y el déficit crecían. CAsí, un modelo que había
sido exitoso en tiempos de bonanza empezó a mostrar su vulnerabilidad cuando
los ingresos externos disminuyeron, los costos crecieron y el Estado no pudo
sostener el ritmo.
Este deterioro económico se acompañó de problemas sociales.
Aunque el MAS logró avances importantes en inclusión, se produjo un desgaste
político: acusaciones de corrupción, división interna, agotamiento de liderazgo
y una sensación de que el modelo había dejado de funcionar para amplios
sectores. Según un análisis, “Bolivia no está simplemente pidiendo un cambio de
gobierno, sino un cambio del sistema político”. Además, los problemas de
suministro —colas de combustible, altos precios, escasez de productos básicos—
generaron un clima de angustia y desconfianza.
En este contexto emergió Rodrigo Paz como figura de
oposición viable. Su triunfo no fue anticipado al comienzo de la campaña, pero
fue impulsado por varios factores: primero, su discurso de renovación; segundo,
su promesa de combinar protección social con apertura económica; tercero, su
capacidad de canalizar el descontento de múltiples sectores. Paz pertenece al
partido Partido Demócrata Cristiano
(PDC) y se define en la práctica como un centrista-derecha que
apuesta por lo que algunos llaman “capitalismo
para todos”. Su agenda propone estimular el sector privado, facilitar crédito a
pequeñas y medianas empresas, descentralizar la gestión fiscal y reducir
impuestos, pero sin abandonar completamente los programas sociales heredados.
Una de las claves de su victoria es que logró captar tanto
el voto desencantado de los sectores populares que ya no creían en el modelo
MAS, como el voto urbano más tradicional de la derecha. Obtuvo un 54.5 % del voto frente a su rival
Jorge “Tuto” Quiroga
y marcó el fin de casi dos décadas de dominio de la izquierda en Bolivia. Su discurso de “transformación” resonó: “Bolivia está
reclamando un cambio”, dijo. Además, la
fragmentación de la izquierda también ayudó: el MAS obtuvo apenas el 3 % en la primera vuelta, lo cual
permitió la aparición de una segunda vuelta sin candidato de la izquierda
fuerte. Así, el escenario estaba preparado para que emergiera una alternativa.
Sociológicamente también se han producido transformaciones que facilitaron el triunfo de la derecha. Por un lado, los sectores urbanos crecientes, con mayor acceso a redes, medios de comunicación y expectativas diferentes, comenzaron a sentirse menos atraídos por el relato populista y más preocupados por la estabilidad económica, empleo y la calidad de los servicios. Por otro lado, la movilización de clases medias y trabajadores que ya no dependían directamente de los programas del Estado hizo que el discurso de eficiencia y cambio económico adquiriera más calado. Además, hay una cierta fatigación del elector indígena-rural que había sido base del MAS: cuando un proyecto político deja de funcionar para esos sectores, la lealtad pierde peso. También hay un elemento generacional: jóvenes urbanos que exigen mayores oportunidades, movilidad social y no solo subsidios, se cansaron de la narrativa del “nosotros contra los poderes tradicionales”.
En conjunto: crisis económica + desgaste del modelo estatal
dominado por el MAS + oferta alternativa con discurso híbrido (social-mercado)
+ cambios sociológicos en la composición del electorado = victoria de Rodrigo
Paz.
Ahora bien, ¿qué cambió para que gane la derecha? Se puede
decir que:
La demanda ciudadana dejó de centrarse únicamente en
redistribución y pasó a centrarse en crecimiento, empleo, integridad
institucional y eficacia.
El modelo de izquierda dejó de dar resultados visibles en
economía, lo que generó una legitimidad disminuida.
Ya no basta con ser “el que redistribuye”; se exige también
“el que genera oportunidades”.
La comunicación política cambió: Paz supo presentarse como
“nuevo” frente a los viejos liderazgos, conectando con los sentimientos de
desgaste.
Los valores culturales se diversificaron: se valoró más la
modernización, la inserción global, la inversión extranjera y la
descentralización.
El electorado rural-indígena o tradicional ya no es
homogéneo; muchos votaron buscando cambio, no necesariamente izquierda por
defecto.
La ideología de Rodrigo Paz se podría describir como
“centro-derecha humanista”: defiende la economía de mercado pero con un fuerte
énfasis en la inclusión social; busca equilibrar la protección con la
iniciativa privada. No es liberal extremo, sino un modelo mixto que se aleja
del estatismo fuerte del MAS, pero tampoco reniega de los avances sociales.
Propone que el Estado recupere su papel como facilitador, pero no como actor
exclusivo. En sus propias palabras: “El Estado ya no será el eje central”. En
el plano internacional, su gobierno promete reactivar relaciones con Occidente,
atraer inversión y normalizar lo que fue años de aislamiento diplomático.
Sin embargo, su tarea no será fácil: hereda un país con
reservas en mínimos, con deudas crecientes, con subsidios difíciles de mantener
y con un Parlamento sin mayoría automática. De hecho, si no logra mezclar
crecimiento económico y protección social, puede generarse una reacción
negativa como en el pasado cuando se hicieron ajustes abruptos. Pero al ganar,
logra el capital político para intentar ese cambio.
En resumen, Rodrigo Paz ganó porque supo articular el
reflujo de la izquierda dominante con la crisis económica, presentó un discurso
de cambio moderado que conectó con la aspiración de amplios sectores y recibió
apoyo por un cambio sociológico en el electorado. Bolivia atraviesa ahora una
nueva etapa política: la derecha (o centro-derecha) deja de ser marginal y
entra al poder con un mandato claro de transformación.
Fuentes
“Bolivia elects centre-right Rodrigo Paz as president | Al
Jazeera” Al Jazeera
“What to know about Rodrigo Paz …” Reuters (via AP) Reuters
“Bolivia on the brink: How a presidential election heralds a
political shift” Al Jazeera+1
“Bolivia elects centre-right president Rodrigo Paz, ending
two decades of socialism” The New Indian Express
“Centrist Rodrigo Paz wins Bolivia’s presidential runoff”
No hay comentarios:
Publicar un comentario