A estas alturas, me imagino que todo el mundo habrá escuchado, en directo o diferido, las terribles palabras pronunciadas por Miguel Ángel Revilla en una tertulia radiofónica en las que valoraban al Racing. Nuestro peculiar presidente, me imagino que impulsado por un ambiente que supo, en torno a una surtida mesa, potenciar sus debilidades e incontinencias, rajo de lo lindo contra la plantilla del Racing en los delicados momentos del transito de entrenadores, de Mandia a Portugal.