domingo, 14 de noviembre de 2010

La mirada perdida



Esta ha sido una semana de miradas perdidas. Hemos perdido la mirada melancólica y vertical de Luis García Berlanga, hemos visto la mirada acuosa de Antonio Maño, preso de un cuerpo dormido por una operación de cirugía estética. Hemos visto incluso a quienes ya no miran, sumidos en la oscuridad, en Sahara o en Birmania. Y hemos visto una mirada que ya no pensábamos encontrar, la de Felipe González.


Los políticos en paro son como los osos, apartados del calor sofocante del electorado y las moquetas, hibernan. Pero siempre recurren a una primavera que les traiga a nuestro lado. Lo desconcertante es que aun no hemos visto la primavera, y el oso ha despertado. Y ante ese momento sublime estaba el fotógrafo, dispuesto a capturar esa mirada perdida, y ese pensamiento críptico que atemoriza al no saber su destino. Y ahí estaba Juan José Millas, el flagelo de la derecha y la vaselina del PSOE para dar fe.
Santi González, una delicia de periodista, por su fino verbo y su hirsuta cultura, recordaba hace unos días en Onda Cero, donde desgrana cada mañana, a eso de las siete y media, la actualidad junto a Carlos Herrera, una mítica película de Rob Reiner. Corría 1992 cuando el director de “Cuando Harry encontró a Sally”, estreno “A few god man” (Algunos hombres buenos), un peliculón judicial, donde un veterano coronel de los marines, jefe de las unidades de Guantánamo y auto creído el dios salvador que defiende a los Estados Unidos del comunismo, se ve obligado a declarar en un juicio contra dos de sus hombres acusados de matar vilmente a otro recluta, por blando. El abogado defensor de los acusados (un impagable Tom Cruise) creará las circunstancias adecuadas para que el coronel confiese, en el clímax del juicio lo que todo el mundo temía, y el deseaba decir, él había dado la orden de ejecución extrajudicial, por que el desayunaba cada mañana con la muerte y defendiendo de esta a sus conciudadanos. El Coronel quería decirlo, no entendía porque debía callar que el no debía dar cuentas a nadie, que el estaba por encima del bien y del mal. Poner galones de coronel a Felipe y ya tenemos Peli, con Millas de director.
Y es que es difícil entender, salvo con un análisis psicológico, semejante al anterior, como un hombre en su sano juicio puede decir sin inmutarse, que él ha tenido la posibilidad de matar a un grupo de personas y no lo hizo. Siendo él el presidente de un gobierno democrático, y los que lo proponen miembros de la administración del estado (espías, policías, chorizos o lame culos, da igual). Con el agravante de que el ex presidente afirma que renuncio a tal posibilidad, no por razones éticas, sino de conveniencia política, vamos por la que le caía encima si le pillaban.
Al hilo de esto, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ex presidente de Extremadura y miembro de la ejecutiva nacional del PSOE, intentaba terciar hace unos días en la polémica, defendiendo a Felipe, con un argumento tan banal como que el presidente quiso reafirmar la negativa del estado a emplear la guerra sucia, porque de haberla utilizado la relación de caídos no habría sido de 900 a 26. Esto es que ahora estamos afirmando que la guerra limpia es para gilipoyas como nosotros que nos dejamos matar a lo tonto y no somos capaces de defendernos. Pues cada vez se pone peor esto.
Ya puestos a defenderse, diversas voces socialistas han comparado los pocos asesinos que mataron los paramilitares en época de González, frente a los muchos que cayeron bajo otros gobiernos. Incluso hay quien se ha permitido recordar como el empresario vasco Olarra, senador del PP, amenazó a ETA con lanzarles a la mafia siciliana, si él o los suyos sufrían daño.
Teniendo en cuenta que mientras el portavoz parlamentario del gobierno niega todo contacto o posibilidad inmediata de rendición de la banda, el presidente del PSE Eguiguren se reúne más con los etarras que con sus progenitores, que interlocutores internacionales median en el extranjero entre ETA y el gobierno y que Otegui aporta como defensa en su juicio en la Audiencia Nacional por enaltecimiento del terrorismo a miembros del PSOE, descubriendo que este partido estaba informado de los movimientos políticos de la izquierda abertzale, no se que conclusión sacar. Y que conste que soy consciente del sufrimiento, del valor y de la dedicación a los suyos de Eguiguren, uno de los pocos líderes socialistas vascos que, al contrario que Benegas, Múgica o el actual ministro de presidencia, decidió quedarse en el País vasco, junto a los suyos. Tan consciente como que no se cual es su papel en este caso.
No se porque Felipe ha sacado ahora este tema, máxime en el contexto de una entrevista insulsa. No se porque se reabre un debate político sobre la izquierda abertzale, cuando todas las fuerzas políticas deberían tener esta asunto claro y no hablar de él, cuando se rindan ya pensaremos que hacer con ellos. No entiendo como en España, con un tema tan sensible y que nos ha costado tanta sangre, se obra tan a la ligera y hay gente como González o Eguiguren hablando en alto y sin medir las consecuencias. No entiendo a donde mira González, si es que mira a alguna parte, ¿o es que apunta a alguien?.

Imagen ElPaís

No hay comentarios:

Comparte en las Redes

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...