domingo, 17 de octubre de 2010

Nunca tantos fueron tan tontos


¿No me digáis que en vuestro pueblo o ciudad el ayuntamiento no os enseña a pincharos, liar un porro o leer bien las etiquetas de las pastillas?. Pero por favor, ¿pero vosotros donde vivís?. Pues iros a Elche. Y es que al ayuntamiento que dirige Alejandro Soler, el número dos del partido socialista de Valencia, se le ha ocurrido hacer un taller sobre drogas, pero no para disuadir de su uso, sino para animar y favorecer el consumo sano y responsable (¿?).

La verdad es que yo cuando sea mayor quiero irme a vivir a Valencia, porque es un sitio de lo más animado. A unos les da por los trajes, a otros por los porros. Ser político allí si que es un trabajo creativo y nada rutinario.
Pero yendo al tema, como podéis ver en el cartel que aparecía hasta hace bien poco en la web de la concejalía de juventud de esa localidad Alicantina, en el área joven Carrus, una de sus secciones o dependencias, se había convocado un curso que, tal como esta redactado el asunto, pretendía desmitificar el uso de las drogas, dar consejos sobre su uso, verlas de “otra manera” e intercambiar experiencias.
Ponernos aquí a despotricar sobre esos sinvergüenzas que pervierten a la juventud no viene a cuento. Y aunque el tema ha desatado una importante batalla política, en un municipio que es de los pocos importantes que se le escapan al PP en esa comunidad, yo creo que el fondo de la cuestión no es ese. El debate sobre el consumo de drogas esta en la calle, en los despachos y en el mundo de la ciencia hace tiempo. Y la incapacidad de las autoridades para erradicar este tipo de consumos es más que evidente, pese a su lucha continuada.
Pero este caso es distinto, tiene otros matices. La misma web del ayuntamiento que convocaba a este polémico curso, presentaba, unos pixeles más allá, otro de prevención de drogodependencias, cuyo periodo de inscripción acababa dos días después, el 14 de octubre. Lo primero que se le ocurre a uno es que en ese ayuntamiento o carecen de coordinación, aun peor, de política de juventud conocida, y cada departamento hace la guerra por su cuenta, o sufren un trastorno bipolar severo o, más plausible, en época pre electoral, buscan votos en todos lados, en los que si, y en los que no.
Más curioso aun, viniendo de una administración pública, es el desconocimiento de la ley, teniendo en cuenta que el curso en cuestión se ofertaba a menores de edad, lo que a alguno le puede costar el puesto.
El asunto no acaba ahí, puesto que la prensa local y periférica (en La Verdad de Murcia he leído lo que os narro a continuación), daba cuenta, en los mismos días, como el cuerpo nacional de policía, en coordinación con la policía local de Elche, había efectuado una amplia operación contra, pasmaros, el consumo y trafico de drogas, deteniendo a seis miembros de un conocido clan dedicado a la venta de hachís en el barrio ilicitano de Carrús, que curioso, el mismo donde se ubica el centro joven que proponía el cursillo de esnifa y lía. En la operación, refería la prensa, “se intervinieron, 78,4 gramos de hachís, tres gramos de cocaína, 7,5 gramos de marihuana, tres plantas de cannabis sativa, 1.070 euros, un televisor, varias joyas, teléfonos móviles y otros efectos relacionados con la venta de drogas”. Los detenidos ya están, claro a disposición judicial.
Que pasa, ¿que primero te enseñan a chutarte y luego te detienen?. Esto es un poco absurdo. Para que sirve la teoría si luego no hay práctica.
El tema, de todas formas, no acaba ahí. Los del PP, que están a la que salta, denunciaron rápidamente el curso de marras. Y hete aquí, que tanto el alcalde, como el concejal de juventud José Miguel Masanet no solo declararon, al estallar el escándalo, no saber nada, sino que, acto seguido, procedieron a poner en manos de la fiscalía los hechos para encontrar al culpable.
Entiendo, y me veo obligada a admitir la libertad de los individuos para dirigir su vida. El tema así y todo, tiene una dimensión social y colectiva, más que evidente. Bien es cierto que no solo nos alienan y destruyen las drogas, y que las hay legales y etcétera. Pero de todos es conocido que el consumo de drogas tiene unos efectos sobre una parte de la población devastadores que, y siguiendo lejos del ámbito moral y cerca de la libertad personal, crea un problema colectivo de seguridad y de sanidad notable, que nos perjudica a todos.
Sea como fuere, la administración pública tiene una política, suponemos, de clara intolerancia sobre el tema. Dejando a parte la Biblia (cuando dice eso de que tu mano derecha no sepa lo que la hace la izquierda), el hecho que os relato demuestra un caos administrativo, una falta de coordinación y coherencia y una dilapidación de recursos públicos escandalosa. Porque ayudar a consumir en un barrio donde la policía se juega la vida para evitarlo, es un crimen. Y que un departamento de una administración publica promueva una iniciativa de este calado sin que se entere ni el técnico, ni el concejal ni el alcalde es muy triste, y demuestra una falta de control y organización lacerante, en un país donde la gente se pudre en el paro y se ajusta el cinturón, mientras otros despilfarran el dinero en chorradas, a la par que se lo niegan a, por ejemplo, minorías. Quizá el barrio de Carrus, multilingüe y deprimido como pocos, precisa de este dinero e iniciativas en aspectos más perentorios como la integración de la mujer, la formación ocupacional, la atención a dependientes o la protección de la infancia. Por poner unos pocos ejemplos.
No creo que haya que hacer sangre contra el área joven de ese barrio, cuya labor es continua y loable, pero si que resulta evidente que una parte sustancial de los empleados públicos, áreas, empresas y secciones que entre todos pagamos y padecemos sobran. Al menos a la vista de su descontrol.
Y es que quizá este país necesita menos un debate profundo sobre las drogas, y si más uno sobre el papel, la capacidad y el sentido común de una parte de sus empleados públicos y sobre su estructura administrativa, cada vez más bipolar, por no decir anárquica, chapucera, descontrolada, descoordinada y desorganizada. Y todavía hay gente en España que reclama la independencia. ¿Más?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desde mi punto de vista, el cursillo para conocer las drogas tal vez no sea del todo correcto, pero es mucho mejor que las charlas sobre drogas que a mi me dieron cuando iba al colegio. En el que un tio te decia que las drogas eran malisimas, y soltando topicos como que con una raya te puedes volver adicto. Que pasa, que en cuanto te das un par de vueltas por la calle te das cuenta de todas las mentiras que te han
contado.

La juventud va a tener contacto con las drogas si o si, es mucho mejor educarles para que, en el caso de consumir, sea de forma esporadica.

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