domingo, 24 de noviembre de 2019

Felipe



24 de noviembre. Felipe.
Me ha sido difícil comenzar este texto. Me ha sido difícil encontrar una imagen, una imagen en que solo su silueta le describiese. Amigos, compañeros y jóvenes, siempre jóvenes, están rodeándole, y con una sonrisa, fruto de esa seguridad, amor y confianza que siempre despierta en los demás. Porque él nunca te dejará solo, siempre estará a tu lado siempre te dirá: “que necesitas”.

Felipe es de esos hombres que obra cual Penélope, tejiendo y destejiendo el alma de nuestros alumnos. Les ayuda a reflexionar, conocer, compartir todo lo que la marea de la vida cotidiana nos trae, diseccionarlo, discutirlo, enfrentarlo y dejar constancia en su eco para que otros, en su escucha encuentren que caminos transitar, o quizá todo lo contrario. Y tejiendo y destejiendo, porque enseñar que hay pocas verdades absolutas es importante. Tanto como aprender a adaptarse, a no juzgar a quien no lo reclama, a ver el mundo cada día desde un ángulo diferente, a ser rico en experiencias y conocimientos.
Felipe es de esos maestros con mayúscula, talentoso, discreto y próximo a todo y a todos, que ha convertido la educación junto a muchos como él en la esperanza de una sociedad, en el afán de vivir de un país, en el cimiento de un mundo distinto a través de sus jóvenes y de la mano que tiende a cada uno, con la fuerza que cada uno necesita.
Le conocí cuando solo era un niño y ya se veía en sus ojos y su caminar que en La Paz, o donde estuviera, sería necesario para los demás. Su voz grave y sentenciosa ha sido siempre nuestra conciencia, quien nos ha recordado, quien ha recordado a nuestros niños por que existir: para mirar la vida con otros ojos y hacer de estos la palanca que mueva nuestros pequeños universos hasta lograr uno conjunto un poco mejor.
Me ha sido difícil encontrar una imagen, porque nunca está solo, porque siempre está en un lateral, porque siempre esta mezclado entre los suyos, como si su vida no fuera importante, y sin embargo es en cada grupo, en cada foto, en cada reflejo parte de lo esencial. “se hace si, o si”, es una de sus frases más repetidas, para recordar a cada joven o quien le acompañe que rendirse no es una opción aceptable, que la vida es apasionante y que los demás son el viento que nos hace navegar, con Dios como timón y tu compañero cual vela.

Le conocí cuando era un niño y el creía que yo era su maestro. Y con la vejez  he visto la verdad. Cuantas disculpas te debo, cuanto de ti he recibido. 

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