lunes, 7 de marzo de 2011

Con lo guapos que estais callados


La alcaldesa de Torrelavega ha enviado una enérgica carta de protesta al programa de Telecinco “la Noria”, por la forma en la que Isabel Duran se refirió, hace una semana, a la capital del Besaya, la cual vive en “un ambiente enfermo”, según la periodista. Las afirmaciones, motivo de la queja, se realizaron en presencia del presidente regional, que estaba haciendo uno de sus habituales bolos, en la cadena “líder” en periodismo cultural y riguroso.

Es un tema espinoso para opinar. Porque si dices la verdad, eres una anti patriota, y si mientes por piedad, pues eso, mientes.
En todo caso, no me parece mala solución posicionarse como lo ha hecho el sábado el Diario Montañés, en un ejercicio sublime de navajeo, haciendo compartir página a la noticia sobre las quejas de Blanca Rosa y a otra en la que se afirma que las autoridades de medio ambiente avisan a Sniace de posibles sanciones si no arregla los problemas de malos olores. Luego existen.
La parte superficial del problema arranca de una inconveniencia ya de todos conocida y archicomentada, la de un presidente regional que visita en demasía los medios de comunicación, exponiéndose innecesariamente a la crítica y la chanza. Un problema, pues no lo hace a título personal, o como candidato de un partido (que al final será el motivo que perseguía con ese acuerdo para aparecer en ocho programas de “La Noria”), si no como representante de un pueblo, con lo que su vergüenza es la de todos. Nadie duda que su continua presencia en los medios proporciona a Cantabria publicidad. Pero hay publicidad mala y buena.
Como la ignorancia es la madre del atrevimiento (según mi abuela), a nadie se le ocurre salir en televisión haciendo chiste de la contaminación de la capital de España (aludió a las mascarillas que llevaban algunas personas en Madrid, en esos días en que su contaminación se hizo cuestión de tertulia). La periodista Isabel Durán, que traía munición proporcionada por el popular Ignacio Diego, disparó sin contemplaciones, ante un blanco fácil, sin defensa y quieto. Hubiera sido más fácil adoptar una actitud humilde y constructiva, en lugar vde ponerse nervioso y luego aceptar que el presidente pasó un mal rato. Reconocer que tenemos un problema, que estamos haciendo esfuerzos por corregirles, que se han dado pasos y que hay un compromiso medioambiental firme de toda Cantabria, hubiera sido quedar como señores y dar credibilidad a la región y al gobierno, lo contrario ha sido meter la pata.
Con todo, eso solo es la anécdota. Ya estamos acostumbrados a estas excentricidades de nuestros políticos.
El problema no es ese, fijaros que, para mi, ni siquiera es la contaminación. Torrelavega es una ciudad industrial, construida en su día, por algunas empresas, no todas, sobre la base de una riqueza creada a cualquier precio, en este caso, la salud de sus ciudadanos y el medio ambiente. Pero eso también lo sabemos. Lo sabemos desde hace años. Escandalizarse ahora por los olores de Torrelavega, la contaminación de nuestros ríos, los vertederos incontrolados o la existencia de alguna playa llena de espuma es como para morirse, pero de risa. Lo preocupante de este caso es nuestra actitud como ciudadanos.
Las administraciones regionales construyen una depuradora en Vuelta Ostrera, contraviniendo la ley de costas, la culpa es de los ecologistas por denunciarlo. Se crea una autovía del agua por media región que incumple no se cuantas normas, la culpa es de los ecologistas que pueden paralizar una obra necesaria. Que los ayuntamientos permiten hacer casas donde no se puede, me cago en los ecologistas, por su culpa alguien se queda sin casa. Que en Barreda huele que apesta, es que los vecinos son unos miserables porque desprestigian a la ciudad. Que en televisión una periodista rebate al presidente regional, que previamente ha sacado punta a la contaminación del vecino, pues la alcaldesa de Torrelavega se indigna y rebate la acusación aludiendo a la pastelería de la ciudad y sus festivales culturales. ¿Que tendrá que ver el culo con las témporas?.
Esa actitud de avestruz es la que nos hace daño, a todos los cantabros, no solo a los de Torrelavega. Porque al final somos un pueblo que elude sus problemas, que oculta sus miserias y que expone el nombre de sus instituciones al ridículo publico y gratuito de un programa de variedades.
Yo no digo, porque seria mentira, que las administraciones regionales, y que los partidos, del gobierno y la oposición, no hagan nada, o que nuestra región no haya mejorado y avanzado en las últimas décadas. Solo faltaría que hubiera ocurrido lo contrario. Pero si me parece criticable que haya zonas muertas en nuestra gestión de gobierno, que haya tabúes políticos y que la sociedad cantabra se mueva a veces al son de la banda sonora de “El silencio de los corderos”.
Ahora ha sido este arrebato de orgullo porque nos han criticado. También podríamos pedir esa misma energía y amor propio para haberlo solucionado antes, que llevamos con este tema de la contaminación, o con las mercancías de Tanos o con el saneamiento urbano medio siglo. Y si, se habrán tomado medidas, por el gobierno y por las factorías, pero son insuficientes. Pero no se puede decir. De esas fábricas depende mucho empleo, y más vale estar enfermo que en el paro. Pues es una opción, puede que hasta respetable, pero luego no nos rasguemos las vestiduras cuando alguien nos apunta con el dedo.
El urbanismo es otro tabú. Quitando al alcalde de Piélagos, no vemos muchas responsabilidades exigidas en este campo, dándose la curiosa situación de que las sentencias de derribo de casas en la región o afectaciones de propiedad, son mucho mayores, pero mucho, que las sentencias condenatorias a quienes son los responsables técnicos y políticos de esos desmanes. De vez en cuando, un juez monta un numerito, detiene a dos arquitectos y un alcalde, los sueltan al día siguiente, y se acabó. Pero al que le quitan la casa, se la quitan para siempre.
Ante eso, la nada. Un centro de cultura y pensamiento como nuestra universidad, no es foro de debate de nada, nunca opina, ni se moja, ni facilita elementos de reflexión. Las asociaciones de afectados son combativas, pero hasta que se las calla. Estos días, algunas de ellas se han negado a colaborar, como antaño, con algunos medios de comunicación. Como llegan las elecciones, y el gobierno no quiere movidas en los mítines, les han comprado, perdón, les han rogado su silencio, con medidas que van desde la legalización de lo ilegalizable, hasta la suspensión indefinida de sentencias y planes. Joder con la conciencia social. Y me refiero a la de ellos, y me refiero a la de nosotros.
Y así pasan nuestros días, aceptando sumisamente recortes de velocidad, prohibiciones de tabaco, nubes contaminadas y ríos envenenados. Pero que nadie nos lo recuerde, que los trapos sucios se lavan en casa. O aun mejor, no se lavan.

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