Porque digo yo que si el jefe de la iglesia católica (bueno, cabeza espiritual) se llama Papa, la jefa de la iglesia anglicana será Mama, todo en ello en aras de mantener la debida igualdad entre individuos e individuas.
La foto ha sido tomada por Reuters a las puertas del castillo de Holyroodhouse, en Escocia, país este donde Benedicto esta de gira. Supongo que para pasar revista a la iglesia, mejorar la imagen y seguir con eso del ecumenismo, el acercamiento entre iglesias, que es de lo que se trata, no de religiones.
La visita ha tenido su polémica, por aquello del gasto desmedido en estas épocas de mal dada economía, y que ha llevado a la iglesia escocesa a cobrar entrada a los actos papales (bueno ellos lo llaman de otra manera, pero para entendernos). Y ha seguido esa polémica por las desacertadas palabras del cardenal Walter Kasper, a quien no se le ocurrió otras cosa más inteligente, días antes de llegar el Santo padre, que decir que llegar al multicultural Reino Unido era como aterrizar en "un país del tercer mundo". Dicen que no ha ido por motivos de salud, vamos, para que no le muelan a palos nada más aterrizar.
Pero polémicas a parte, la visita papal esta siendo un filón para humoristas, programas de zapping e irreverentes varios. Teniendo en cuenta (bueno ya hemos perdido la cuenta) de los escándalos por pederastia en que estuvo envuelto el clero allá por los sesenta (todos tienen derecho a su mayo del 68), hay ciertas expresiones y actos que no vienen a cuento. Por ejemplo, y siguiendo con el tema de los abusos a menores, invitar a un equipo de curas a la cuna del anglicanismo resulta un poco provocador. Máxime cuando tras ese evento el papa se descuelga contra el “secularismo radical que no tolera los valores tradicionales". Si nos ponemos tiquis miquis, parece que los primeros que no respetan los valores tradicionales son los clérigos dedicados a desfogar sus más bajos instintos con inocentes púberes, aunque bien mirado eso se esta convirtiendo en una tradición también. La coletilla de Benedicto de que “la Iglesia no ha sido vigilante, veloz y decisiva con los abusos” sobraba y suena a cachondeo. Y es que no hablamos de entonar el mea culpa por un delito, que se cometió hace treinta años y se descubrió hace diez. Hablamos de una ristra de iniquidades vergonzantes, la última de las cuales ha sido en Bélgica hace dos telediarios. Si tan claro lo tiene la jerarquía, igual había sido cosa de coger el papamovil, saltarse todos los radares y poner firmes al clero belga. Porque aquí no solo esta en juego la credibilidad de la institución papal, que ya tiene poco arreglo, ni la justicia, porque han prescrito los delitos, ni tan siquiera, que también, el honor y el consuelo de las victimas. Esta en juego la labor de miles de misioneros, curas de barrio, voluntarios de cáritas y obras sociales honestas, decentes e imprescindibles en las sociedades modernas, más allá incluso de la fe. Y el buen nombre de todos esos cristianos no esta hoy en tela de juicio por los actos bárbaros de cuatro sinverguenzas con sotana morada, sino por la falta de acciones del vaticano. Pero Benedicto no esta de limpieza, o si lo esta es tan discreto que no lo sabe ni él. Esta visto que su viaje ha sido a por la foto, y que foto. Con toda la vergüenza que arrastra la iglesia, posar a las puertas del castillo de Holyroodhouse con un coro de niños es de Berlanga. No hay más que ver la foto. Los dos mozos de rojo que enmarcan la imagen, que más parecen la guardia de corps de Llamazares, miran incrédulos, y con el ceño fruncido, como diciendo para sus adentros, “jo niños, vaya peligro que tenéis”. Los niños responden, por otra parte, a una disposición armónica simple. Porque hay que ser muy simple para colocar a las niñas en orden de alturas descendente y a los niños ascendente, y con esa combinación tan estudiada de calcetines y zapatos, ¡que horror!. Debe ser para despistar, como el hecho de que todos lleven faldas.
Bromas aparte, que el tema carece de gracia, es curioso ver la edad media del poder en nuestro mundo, y el peso de la juventud en los destinos del planeta. Y es que aquí, en España, te prejubilan por menos de nada, si es que alguna vez llegas a trabajar, que eso es otra. Y sin embargo, en esos mundos de Dios ...
La foto ha sido tomada por Reuters a las puertas del castillo de Holyroodhouse, en Escocia, país este donde Benedicto esta de gira. Supongo que para pasar revista a la iglesia, mejorar la imagen y seguir con eso del ecumenismo, el acercamiento entre iglesias, que es de lo que se trata, no de religiones.
La visita ha tenido su polémica, por aquello del gasto desmedido en estas épocas de mal dada economía, y que ha llevado a la iglesia escocesa a cobrar entrada a los actos papales (bueno ellos lo llaman de otra manera, pero para entendernos). Y ha seguido esa polémica por las desacertadas palabras del cardenal Walter Kasper, a quien no se le ocurrió otras cosa más inteligente, días antes de llegar el Santo padre, que decir que llegar al multicultural Reino Unido era como aterrizar en "un país del tercer mundo". Dicen que no ha ido por motivos de salud, vamos, para que no le muelan a palos nada más aterrizar.
Pero polémicas a parte, la visita papal esta siendo un filón para humoristas, programas de zapping e irreverentes varios. Teniendo en cuenta (bueno ya hemos perdido la cuenta) de los escándalos por pederastia en que estuvo envuelto el clero allá por los sesenta (todos tienen derecho a su mayo del 68), hay ciertas expresiones y actos que no vienen a cuento. Por ejemplo, y siguiendo con el tema de los abusos a menores, invitar a un equipo de curas a la cuna del anglicanismo resulta un poco provocador. Máxime cuando tras ese evento el papa se descuelga contra el “secularismo radical que no tolera los valores tradicionales". Si nos ponemos tiquis miquis, parece que los primeros que no respetan los valores tradicionales son los clérigos dedicados a desfogar sus más bajos instintos con inocentes púberes, aunque bien mirado eso se esta convirtiendo en una tradición también. La coletilla de Benedicto de que “la Iglesia no ha sido vigilante, veloz y decisiva con los abusos” sobraba y suena a cachondeo. Y es que no hablamos de entonar el mea culpa por un delito, que se cometió hace treinta años y se descubrió hace diez. Hablamos de una ristra de iniquidades vergonzantes, la última de las cuales ha sido en Bélgica hace dos telediarios. Si tan claro lo tiene la jerarquía, igual había sido cosa de coger el papamovil, saltarse todos los radares y poner firmes al clero belga. Porque aquí no solo esta en juego la credibilidad de la institución papal, que ya tiene poco arreglo, ni la justicia, porque han prescrito los delitos, ni tan siquiera, que también, el honor y el consuelo de las victimas. Esta en juego la labor de miles de misioneros, curas de barrio, voluntarios de cáritas y obras sociales honestas, decentes e imprescindibles en las sociedades modernas, más allá incluso de la fe. Y el buen nombre de todos esos cristianos no esta hoy en tela de juicio por los actos bárbaros de cuatro sinverguenzas con sotana morada, sino por la falta de acciones del vaticano. Pero Benedicto no esta de limpieza, o si lo esta es tan discreto que no lo sabe ni él. Esta visto que su viaje ha sido a por la foto, y que foto. Con toda la vergüenza que arrastra la iglesia, posar a las puertas del castillo de Holyroodhouse con un coro de niños es de Berlanga. No hay más que ver la foto. Los dos mozos de rojo que enmarcan la imagen, que más parecen la guardia de corps de Llamazares, miran incrédulos, y con el ceño fruncido, como diciendo para sus adentros, “jo niños, vaya peligro que tenéis”. Los niños responden, por otra parte, a una disposición armónica simple. Porque hay que ser muy simple para colocar a las niñas en orden de alturas descendente y a los niños ascendente, y con esa combinación tan estudiada de calcetines y zapatos, ¡que horror!. Debe ser para despistar, como el hecho de que todos lleven faldas.
Bromas aparte, que el tema carece de gracia, es curioso ver la edad media del poder en nuestro mundo, y el peso de la juventud en los destinos del planeta. Y es que aquí, en España, te prejubilan por menos de nada, si es que alguna vez llegas a trabajar, que eso es otra. Y sin embargo, en esos mundos de Dios ...
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