domingo, 26 de septiembre de 2010

El dedo asesino


Hay fotos que dicen mucho, otras poco, y algunas, como esta, ni siquiera dicen. La imagen de un hombre que desafía a otro armado tan solo con una cámara, tras matar a otros dos, desarmados, con saña, sin compasión.
El angelito se llama Jacobo Piñeiro, y los hechos ocurrieron en Vigo en julio de 2006, y estos días se ve el segundo juicio. El segundo si. Y es que nada como delinquir en España. Si eres inocente cumples pena igual, si eres culpable pagas a plazos. Y a veces ni eso.
El estudio forense, las pruebas policiales y hasta la confesión reiterada del autor no dejaban lugar a dudas. Jacobo asestó 57 puñaladas a sus dos victimas, tras lo cual las quemó con piso y todo. Cincuenta y siete. Una carnicería que solo tuvo como fin provocar una muerte extremadamente dolorosa e inhumana. Nada ha probado que los hechos ocurrieran ni en legítima defensa, ni por causa de las drogas o el alcohol, ni bajo un miedo insuperable, tal como argüía la defensa.
Pese a todo, el bueno de Jacobo esta en libertad, condicional, pero en libertad, y eso porque ha superado la estancia máxima en prisión provisional.


Y aquí viene el tema. En España presumimos de tener una ley de jurado popular que democratiza la justicia y entrega al pueblo el mandato hacedor de proteger a los débiles y cargar contra con injustos. Pero a la hora de la verdad la cosa es, digamos, imperfecta. Que yo creo que por ahí va el tema del dedito de la foto. Resulta que, con todo lo que os he dicho de pruebas y confesión del propio autor, el primer jurado popular determino que Jacobo era inocente, o no culpable, que a efectos prácticos es por el estilo. Algunos han querido ver en la decisión una cierta homofobia por parte del jurado, que entendió, parece ser, el miedo del acusado ante la amenaza de violación por los dos fallecidos. Hago un alto en la narración. Admitir eso es tanto como admitir que los jurados están mal escogidos y que no actúan por valores morales universales sino por sus propias pasiones, o que no tienen ni puta idea de leyes. Me da igual la razón, no sirven. Y es que todo oficio tiene su ciencia, y claro, para ser juez, digo yo que también contará saber la ley y los valores que inspiran nuestra convivencia. Uno de los cuales no creo que sea suponer, de antemano, que los homosexuales son unos depravados que van por ahí violando canijos, como es el acusado.
Pero por si acaso era poco tomar conciencia de lo que una muestra de los españoles medios opinan de lo que no es asesinar a unos homosexuales, no es, para ellos, un delito. Como al resto no les parece bien la decisión de jurado, ordenan repetir el juicio. Que si, que ya se que hubo apelaciones, defectos de forma, de fondo y de perfil. Pero tampoco es serio, y no lo digo por este caso, que gracias a Dios se ha repetido, sino en general, repetir un juicio hasta que salga lo que a algunos nos interesa. Claro, con estos precedentes, el segundo jurado ha dicho que es culpable. Cualquiera no dice eso, después de como han puesto a los primeros 9 compis.
Yo saco de aquí tres conclusiones. La primera que a esto de los jurados populares le falta un hervor. Que el sistema da pie a errores de bulto serios, dejando en manos del primero que pasa por la calle decisiones trascendentales. Y esto es aplicable también a otros niveles de participación. La democracia no es que sea el mejor sistema político del mundo, es que es el único racionalmente aceptable. Pero la democracia debe ser ejercida por ciudadanos con un mínimo de formación. Personas en las que hayan arraigado valores y principios democráticos y rasgos de personalidad. No hablamos de ser ingeniero, sino de ser ciudadano. Y en el país de la logse no se yo si eso abunda.
La segunda conclusión es que la mentalidad de algunos, respecto a grupos como los homosexuales precisa de dos hervores. Que sigue habiendo usos, costumbres y prejuicios inaceptables. Hasta el punto de que parece que hay muertes de varias categorías, y crueldades de baja intensidad.
La tercera es clara, el dedo se le saca a la justicia, y a todos nosotros, por alimentar, mantener y permitir existencias como esta. Pero no preocupes machote, que en cuanto entres en la cárcel, te van a llover los deditos.

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